Escrito por: Alejandro Montenegro
Pocos animales están tan desprotegidos como la foca
bebé del Ártico. Estos pequeños peluches son
demasiado lentos para huir del ataque de los depredadores mientras
están sobre el hielo y aún no poseen el pelaje que
les permita soportar las gélidas temperaturas del
agua.
Cada año el gobierno de Canadá, presionado por los
pescadores que insisten en que las focas rompen y contaminan sus
redes, fija una cuota de matanza para las focas. La sangrienta
masacre consiste en atontar a las focas a palazos para
sacarles la fina piel, que será utilizada en
peletería, mientras que el animal aún está
vivo ya que si el animal muriera, la piel se pegaría a la
carne rompiéndose al extraerla. Este año el gobierno
canadiense rebasó un récord histórico al
fijar la cuota de la matanza en 350.000 focas del
Ártico.
Pero lo realmente increíble, lo que supera los
límites de la imaginación es la salida al mismo
problema que diseñó el gobierno de Noruega. Al no
tener una infraestructura peletera importante los cazadores no
están interesados en matar a las focas noruegas.
Entonces el gobierno por idea de su Ministro de Pesquerías,
Svein Ludvigsen el mismo que apoyó la propuesta Japonesa
sobre la matanza de ballenas en la última Comisión
Ballenera Internacional, diseñó un plan
turístico para que sean las personas que visitan ese
país quienes den rienda suelta a la masacre.
Algunas empresas turísticas ya están ofreciendo
paquetes increíbles. La Compañía NorSafari
ofrece un paquete de 4 días de caza por u$s 1.100, y
le garantiza a los sangrientos turistas, un total de dos
focas efectivamente muertas. El paquete no contempla
alojamiento ni comidas pero asegura el reembolso del
dinero en caso de no conseguir la presa deseada. Además
ofrece un bonus extra de una foca bebé por apenas u$s 70,
una verdadera ganga. El paquete incluye el entrenamiento
específico para principiantes y fotos de recuerdo del
valiente cazador con su ensangrentada presa.
¿Acaso el mundo se volvió loco? ¿Qué
tipo de persona pagaría para pasar sus vacaciones matando
bebés de foca a palazos? Es difícil alcanzar a
comprender cuál es la motivación. ¿Será
que no hay imagen más tierna que la de un bebé de
foca del Ártico con sus grandes ojos negros y mirada
asustadiza? Quien lo sabe es el Ministro Ludvigsen
que asegura que el nuevo proyecto será un éxito y que
no hay diferencia alguna entre cazar a palazos a un bebé de
foca o cazar un alce. Por otro lado, educar a los pescadores cuesta
dinero y esfuerzo, conseguir turistas para un sádico
negocio, reporta ganancias.
Los hombres y mujeres coherentes de este planeta tenemos que
comenzar a exigir que se termine con esta locura. Por que ya no son
sólo las focas quienes nos preocupan. Es el hombre, que no
consigue vivir sin violencia, que necesita ir hasta el
Ártico para tener la experiencia de una orgía de
sangre y gritos desesperados. Son los hombres que gobiernan el
mundo quienes deben responderle a la gente por sus
conductas, por que si no, será la gente quienes los
condenen definitivamente por jugar con la vida, la cordura y la
coherencia. Si no revertimos esta sangrienta situación,
estaremos perdiendo algo más que un puñado de focas,
nos estaremos perdiendo, irremediablemente, a nosotros
mismos.
Por favor protesten contra esto ante las embajadas de sus
respectivos paises
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